En el mundo de la nutrición, abundan los consejos rápidos y las “reglas” que parecen lógicas… pero muchas de ellas no tienen base científica. Hoy desmontamos 5 mitos, que pueden estar afectando la forma en la que te relacionas con la comida.
1. “El hambre siempre es falta de fuerza de voluntad”
Nada más lejos de la realidad. El hambre no es una debilidad, es una señal fisiológica que te envía el cuerpo cuando necesita energía. Si sientes hambre con frecuencia, puede ser que estés comiendo menos de lo que tu cuerpo requiere o que tus comidas no sean lo suficientemente saciantes.
Escuchar al cuerpo y comer con conciencia es una forma de cuidarte, no de rendirte.
2. “Si entreno en ayunas, quemo más grasa”
Es cierto que entrenar en ayunas puede aumentar la oxidación de grasa durante el ejercicio, pero eso no significa que vayas a perder más grasa corporal total. Lo importante es el balance energético y la calidad de tu alimentación a lo largo del día.
Además, para muchas personas, entrenar sin energía puede reducir el rendimiento y aumentar el riesgo de fatiga o lesión.
3. “El pan integral no engorda, el blanco sí”
Ningún alimento “engorda” o “adelgaza” por sí solo. La diferencia entre ambos está en su contenido de fibra y micronutrientes: el pan integral sacia más y ayuda a regular la glucosa en sangre, pero ambos aportan energía similar.
No se trata de demonizar el pan blanco, sino de priorizar opciones que aporten más valor nutricional.
4. “Los suplementos son necesarios para estar sano”
Los suplementos pueden ser útiles en situaciones concretas (déficits, embarazo, deportistas con altas demandas, etc.), pero no sustituyen una alimentación equilibrada. La base de la salud está en los alimentos: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas de calidad y grasas saludables.
Antes de suplementar, hay que evaluar si realmente existe una necesidad.
5. “Si como saludable, no tengo que preocuparme por las cantidades”
Los alimentos saludables también aportan energía. Comer de forma equilibrada no solo implica elegir bien los alimentos, sino también respetar las señales de hambre y saciedad.
Comer más “real food” no es sinónimo de comer sin límites; el equilibrio está en la moderación y en escuchar al cuerpo.
En resumen
La nutrición no va de prohibiciones ni de fórmulas mágicas, sino de entender cómo funciona tu cuerpo y aprender a alimentarlo con consciencia. Cuestionar los mitos es el primer paso para construir hábitos sostenibles y duraderos.

