¿Qué es el apego? Tipos de apego y como influyen

Es posible que en algún momento hayas oído o leído algo sobre el apego, un concepto que se ha popularizado en los últimos años. Pero, ¿Sabes a qué nos referimos cuando hablamos de apego?

El vínculo de apego es un factor que influye en cómo se establecen relaciones interpersonales a lo largo de la vida. El apego refleja cómo las personas percibimos la intimidad y cómo respondemos ante ella.

Las personas tenemos una tendencia innata a crear vínculos y lazos afectivos. El vínculo de apego se relaciona con la supervivencia de la especie humana puesto que contribuye a asegurar los cuidados que requieren las personas, especialmente en las primeras etapas de su desarrollo, cuando somos más vulnerables. La aptitud para establecer vínculos y relaciones afectivas con otras personas estará determinada por las primeras experiencias de vinculación con la principal o principales figuras de apego, que habitualmente son los progenitores.

La función principal del vínculo de apego es establecer una sensación de seguridad, una base segura que nos permita explorar el mundo que nos rodea. Inicialmente la base segura es la figura principal de apego y es quien tiene la capacidad de proporcionar regulación emocional y afectiva, ayudando a recuperar el bienestar emocional tras una experiencia estresante. De este modo, a través de las interacciones con la figura de apego en los primeros meses y años de nuestra vida, aprendemos cómo regularnos emocionalmente. No solo eso, sino que además aprendemos si el mundo es un lugar seguro, si podemos confiar en las personas que nos rodean, como son las relaciones con otras personas, qué podemos esperar de ellas e interiorizamos las primeras creencias sobre nosotros mismos.

Estos aprendizajes sobre lo que podemos esperar del mundo, de los demás o de nosotros mismos que en un primer momento adquirimos a través de la figura de apego se van interiorizando formando representaciones mentales. Funcionan como guiones sociales que guían y dirigen las relaciones sociales y afectivas, la conducta interpersonal y la estimación que cada persona tiene de sí misma. Son bastante estables a lo largo de la vida, pero la terapia psicológica nos permite acceder a ellos y e interiorizar nuevas formas de relacionarnos.

Podemos categorizar el estilo de apego como apego seguro o apego inseguro. Dentro de este último se pueden diferenciar tres estilos de apego inseguro: ansioso, evitativo y desorganizado.

  • Apego seguro: Las personas con apego seguro son capaces de mantener relaciones de confianza y duraderas. Se sienten cómodas rodeadas de otras personas y comparten sus sentimientos con personas de su confianza. Además, suelen tener buena autoestima.
  • Apego ansioso: Las personas con apego ansioso experimentan una sensación de inseguridad al establecer vínculos, pero al mismo tiempo son muy dependientes. Es frecuente que aparezca ansiedad de separación y excesiva dependencia.
  • Apego evitativo: Las personas con este estilo de apego suelen mostrar excesiva autosuficiencia e independencia, unida en la creencia de que no se puede confiar en los demás. Son personas que mantienen una distancia emocional con otras y problemas para desarrollar relaciones íntimas. No obstante, pueden percibirse como personas muy seguras.
  • Apego desorganizado: este estilo de apego es una mezcla de los dos anteriores. Se trata de personas que presentan comportamientos y creencias contradictorias. Suele darse en situaciones traumáticas o de negligencia

Es importante recalcar que el estilo de apego que se adquiere en la infancia no tiene por qué ser determinante ni condicionar totalmente nuestras relaciones íntimas. A lo largo de nuestra historia acumulamos muchas experiencias, vivencias y aprendizajes que pueden modificar el estilo de apego