¿Por qué hablamos sobre pantallas? 

El uso de pantallas se ha convertido en un tema importante en nuestra vida diaria, ya que la tecnología está presente en todos los hogares y en la vida de los más pequeños.  Pero, ¿Es beneficioso exponer a los niños de 0 a 5 años a las pantallas? Tanto si lo es como si no, ¿Cómo podemos gestionar este uso de manera adecuada?

Entre los 0 y 5 años el cerebro está en una fase crucial de neuroplasticidad, lo que significa que crea millones de nuevas conexiones neuronales cada día. El cerebro está en continuo crecimiento, formando dichas conexiones que influirán en el desarrollo cognitivo, emocional y social a largo plazo. El uso excesivo de pantallas a una edad temprana puede interferir en el desarrollo natural del cerebro, ya que este se desarrolla mejor a través de experiencias directas, como el juego físico, la interacción social y el descubrimiento del entorno.

Efectos de las pantallas en el desarrollo de los niños y niñas:

Desarrollo cognitivo

• Atención y concentración: algunos contenidos (sobre todo imágenes rápidas) pueden sobreestimular el cerebro en desarrollo, dificultando que los niños aprendan a regular su atención y concentración en otras tareas más lentas y menos estimulantes, como la lectura.
• Desarrollo del lenguaje: el uso excesivo de pantallas reduce el tiempo en que los niños interactúan verbalmente con los adultos o con otros niños, lo que interfiere con la comprensión y el desarrollo del habla.
• Memoria y procesamiento de la información: la información que aparece en las pantallas normalmente es rápida y fragmentada, lo que dificulta el desarrollo de la memoria a largo plazo y la capacidad de procesamiento.

Desarrollo socioemocional

• Habilidades sociales: el uso de pantallas reduce las interacciones sociales en la vida real, algo crucial para aprender habilidades como la empatía, la cooperación y la resolución de conflictos.
• Irritabilidad e impulsividad: el uso prolongado de pantallas se asocia con un aumento de la irritabilidad y la impulsividad, sobre todo, si se ve contenido violento o de ritmo acelerado.
• Regulación emocional.

Desarrollo físico

• Sedentarismo y salud física: el uso de pantallas reemplaza el tiempo destinado a actividades físicas esenciales, como correr, saltar o jugar al aire libre.
• Problemas posturales y de vista: el uso excesivo de pantallas puede causar dolor de espalda o cuello en los niños, así como contribuir a la fatiga visual.
• Alteración del sueño: el uso de pantallas puede alterar los ritmos circadianos de los niños debido a la luz azul que emiten los dispositivos, provocando dificultad para conciliar y/o mantener el sueño.

Uso de pantallas y regulación emocional

La regulación emocional es la capacidad de identificar, expresar y gestionar las emociones de manera adecuada. En los primeros cinco años de vida los niños dependen de sus cuidadores para aprender estas habilidades y saber autorregularse.  

Los niños necesitan entender las emociones, tanto las propias como las de los demás, y aprender a regularlas mediante la interacción social, el juego y la exploración. El tiempo que se dedica a las pantallas podría limitar o reducir estas interacciones, dando lugar a dificultades para desarrollar una buena regulación emocional.

Además, el uso de pantallas como medio de entretenimiento o para calmar a los pequeños, puede interferir en el desarrollo de estrategias de gestión emocional necesarias para enfrentarse a diferentes situaciones de manera adecuada y funcional. En lugar de lidiar con el aburrimiento, la frustración o la tristeza, recurren a pantallas como una forma de distracción rápida. En lugar de aprender a identificar y a gestionar lo que está sintiendo, el niño se distrae de sus emociones.

¿Desplazan las pantallas otras actividades?

• Desplazamiento del juego activo y la actividad física: disminución del tiempo de juego al aire libre y falta de ejercicio físico.  
• Reducción de interacciones sociales directas: menos interacción cara a cara y mayor aislamiento social.
• Desplazamiento del juego imaginativo y creativo: reemplazo del juego simbólico.
• Desplazamiento de actividades educativas: disminución del tiempo de lectura y reemplazo del aprendizaje activo.

La importancia del juego simbólico. Alternativas a las pantallas.

El juego simbólico tiene un papel fundamental en el aprendizaje de los niños, a través de esta forma de juego los más pequeños aprenden a representar el mundo y a desarrollar diferentes habilidades.  Es importante buscar alternativas, ya que si quitamos las pantallas es necesario facilitar otro entretenimiento.

Algunas alternativas podrían ser las siguientes:

• Juegos físicos.
• Juego imaginativo y creativo.
• Juegos sensoriales.
• Lectura y cuentos.
• Juegos en familia.
• Actividades al aire libre.

Últimas entradas de blog del Rincón de Psicología