La temporada a llegado a su fin. Para muchos, esto significa bajar el ritmo, disfrutar del descanso y tomarse un respiro. Pero en el deporte de alto rendimiento, este momento es igual de importante que el resto de la temporada y la competencia misma. El cierre de la etapa de entrenamiento no es solo una pausa, es una oportunidad crítica para avaluar, aprender y planificar de cara al futuro.
La importancia de programar la temporada y como la fisioterapia ayuda a sostener esa planificación.
Aunque para algunos pueda parecer que los atletas solo entrenan y compiten, la realidad es muy distinta. Una temporada bien estructurada está milimétricamente planificada desde meses antes de su inicio. Esta programación, junto con el apoyo estratégico de un fisioterapeuta, son la clave para alcanzar el máximo rendimiento en los momentos más importantes como campeonatos nacionales, internacionales o los Juegos Olímpicos.
En el alto rendimiento se trabaja por microciclos, mesociclos y macrociclos, de esta forma se divide el año deportivo en bloques de preparación, competencia y recuperación y, junto con el fisioterapeuta, esta estructura permite:
- Evitar lesiones por sobre entrenamiento.
- Asegurar picos de entrenamiento en fechas clave.
- Ajustar la carga de trabajo según estado físico y mental.
- Aportar datos funcionales para ayudar al entrenador a ajustar carga.

Para deportistas amateur o semiprofesionales, programar también tiene muchas ventajas: ayudar a tener objetivos claros, mantener motivación y compatibilizar el deporte con la vida laboral y académica.
Cómo llegan los profesionales al final de la temporada y cómo la fisioterapia ayuda a cerrar sin romperse.
Al final de una temporada exigente, los atletas de alto rendimiento no siempre están en su mejor momento. Lo que vemos en la tele: una gran actuación, un último sprint, un campeonato, etc., muchas veces esconde una batería vacía, dolores crónicos o fatiga mental.
Este final de temporada, se caracteriza por:
- Fatiga física acumulada: incluso con la mejor planificación, el cuerpo necesita un respiro.
- Cansancio psicológico: competir, rendir, viajar, mantener el peso… todo eso pasa factura.
- Lesiones ocultas o tratadas durante el año.
- Necesidad de desconectar, pero sin perder forma.

En este momento, la figura del fisioterapeuta es clave en la detección temprana de lesiones silenciosas que el atleta no verbaliza pero que se sienten, en la prevención durante el cierre de temporada: liberaciones miofasciales, drenajes, reequilibrio muscular y en la gestión de cargas y recuperación específica, sobre todo si aún quedan competiciones.
A nivel amateur (feedback de temporada y estructura de la pretemporada)
Muchas personas terminan la temporada sin saber qué les funcionó y qué no. El problema no es entrenar mucho o poco, sino no saber por qué mejoras… o por qué no.
Cuestiones clave:
- ¿Tuviste molestias durante el año?
- ¿Se repitieron sobrecargas?
- ¿Entrenaste fuerza o solo acumulaste cardio?
- ¿Qué sensaciones tenías en las últimas semanas?
El fisioterapeuta aquí ayuda a:
- Revisar tu temporada corporalmente, no solo desde el rendimiento.
- Evaluar tu movilidad, estabilidad y compensaciones.
- Hacer un análisis estructural que te diga: “esto te va a dar problemas el año que viene si no lo corriges ahora”.
Una vez solucionadas todas aquellas dudas y con una nueva temporada por delante, es de gran utilidad planificar de forma correcta los entrenamientos, ya seas profesional o no. ¿Cómo podemos hacerlo? En la pretemporada.
La pretemporada no es sinónimo de “entrenar más fuerte”. Es el momento ideal para:
- Recuperar de verdad.
- Corregir errores del año anterior.
- Preparar al cuerpo para todo lo que viene.
En dicha fecha, será necesario un descanso activo en que se reduce la carga al mínimo, se cambian estímulos: actividades suaves, recreativas, sin presión, y se promueve el descanso mental y el sueño de calidad.
A las semanas, será necesaria un reinicio y reeducación de la mente y cuerpo, en el que se retoma el entrenamiento de bajo impacto, se trabajo la fuerza general, la movilidad y la técnica (primordial para la prevención de lesiones) y se corrigen patrones de movimiento erróneos que nos podrían dar algún susto de cara al futuro.
Una vez acabados los meses de trabajo bajo – moderado, se comenzará con una construcción progresiva de todo lo relacionado con nuestro deporte, con una subida en el volumen e intensidad de los ejercicios, estímulos específicos como la fuerza máxima o velocidad y complementarlo con test en los que se determine tu zona de entrenamiento y carga de pesos.

Conclusión: el éxito está en los detalles y en el trabajo en equipo.
Una temporada no se cierra cuando acaba la última competición, ni empieza cuando vuelves al gimnasio. Se construye desde la conciencia, la evaluación y el trabajo inteligente.
En todo este proceso, las figuras del entrenador y el fisioterapeuta no son roles independientes, sino que deben trabajar de forma conjunta para optimizar el rendimiento y la salud del atleta.
El entrenador, con su visión técnica y estratégica, planifica las cargas, ajusta la intensidad y ayuda al atleta a mantenerse motivado y enfocado. El fisioterapeuta, por su parte, prepara el cuerpo para las exigencias físicas, previene lesiones y garantiza la recuperación adecuada.
Sin un buen trabajo en equipo, la temporada puede no ser tan exitosa como debería. Ambos profesionales son clave para que el deportista llegue a su máximo nivel, no solo en cuanto a rendimiento, sino también en cuanto a salud física y mental.